sábado, 6 de julio de 2019

¿Un “atentado criminal” contra el proletariado? (La crisis en el Partido Obrero)

[por Alberto a. Arias]


    Hace dos días (4 de julio), la dirección del PO (firman Rafael Santos y Gabriel Solano) dice textualmente nada menos que en un editorial de Prensa Obrera * :
    “Este lugar único conquistado por el Partido Obrero obliga a caracterizar la FRACTURA llevada adelante por el GRUPO que comanda Jorge Altamira como un ATENTADO CRIMINAL, no sólo contra la organización que fundó hace 55 años, sino también contra el proletariado de nuestro país y las masas explotadas. Esta caracterización se agrava aún más cuando se tiene en cuenta la METODOLOGÍA con la que es llevada adelante, PONIENDO EN DUDA POR MEDIO DE DENUNCIAS PÚBLICAS el carácter democrático de nuestro partido”. (Mayúsculas nuestras.)
    A buen entendedor pocas palabras: la dirección actual del Partido Obrero acusa a “Altamira y su grupo” de hacer conocer sus diferencias públicamente, de cara a los trabajadores del país y más allá de las fronteras, y de insistir y movilizarse para que la tendencia que de hecho conforman ejerza su derecho a constituirse en fracción, porque –y esto cae de maduro– los partidos obreros revolucionarios no son sectas que deban esconder sus disidencias ante los trabajadores del país y del mundo, necesitados de conocer las definiciones estratégicas y metodológicas para las condiciones mismas de su emancipación.
    ¿Desde cuándo la “metodología” de afirmar PÚBLICAMENTE que algo o alguien (y sus plurales) de la propia organización no está siendo democrático y socialista  –y además combatiendo honestamente planteos estratégicos que considera erróneos– constituiría un ATENTADO CRIMINAL contra la organización y contra el proletariado? ¿Desde cuándo “PONER EN DUDA” caracterizaciones, metodologías, procedimientos (y denunciar las expulsiones, irregularidades y atropellos que deben, sí, ser esclarecidos) y supuestas “verdades”, en este terreno como en otros, constituye un “atentado criminal”? Solamente una mentalidad profundamente burocrática puede hacer afirmación semejante.
    Esta aseveración autocalifica a sus autores y mentores: son concepciones burocráticas conocidas de larga data en la lucha socialista (teórica y práctica) por el programa  y/o por la estrategia para la emancipación del proletariado, por parte del socialismo revolucionario.
    Introducir conscientemente esta caracterización de “ATENTADO CRIMINAL” en una polémica (crítica) y en la crisis de un partido revolucionario, solo puede tener el sentido de impulsar aun más una RUPTURA VIOLENTA con quienes necesitan constituirse en fracción justamente porque consideran que esa es la opción que les ha quedado (y hay extensos documentos disponibles que explican por qué lo consideran así).
    Esta aseveración violentadora y premeditada proviene de la dirección actual del Partido, no de un revolucionario ofuscado que en un momento es ganado por el enojo y quizá cae en un exabrupto. Esta violencia discursiva y táctica de la dirección del PO tiene un propósito: enemistar y enfrentar, PARA UNA RUPTURA DEFINITIVA, a los militantes y simpatizantes de las tendencias en conflicto, barriendo con la SOLIDARIDAD MILITANTE Y SOCIALISTA que debe existir durante- y subsistir tras- el conflicto planteado.
    La gravedad de esta caracterización insidiosa hay que esclarecerla como corresponde: Si nos encontrásemos ante un “atentado criminal” contra el partido revolucionario y el proletariado (recordemos que históricamente estos “atentados criminales” suelen ser organizados y ejecutados por la democracia burguesa y sus dictaduras, por las burocracias antisocialistas/contrarrevolucionarias, y por el fascismo y el nazismo) un socialista revolucionario convencido (o alguno enceguecido por una patraña acusatoria) se sentirá impulsado (y avalado) a actuar por todos los medios contra los “criminales”.
    No se puede aceptar semejante caída en el pantano y la degradación anti-política.
    Una cosa más: se insiste con la palabra GRUPO cuando sin embargo el derecho de fracción es reclamado no por un individuo destacado y unos pocos más, sino por centenares de firmas de militantes, que podrían ser miles de apoyos si se tuviera en cuenta el pronunciamiento a favor (corriente de opinión) de simpatizantes del Partido Obrero y de la vanguardia obrera y de los trabajadores.
    Quienes –sin olvidar jamás las derrotas, triunfos e historias vividas y padecidas por esta lucha social y humana colosal– nos comprometemos por el triunfo de la revolución mundial del proletariado para alcanzar una “asociación en la que el libre desarrollo de cada uno sea la condición para el libre desarrollo de todos”, estamos obligados a recordar a cada paso que la solidaridad entre los trabajadores y los militantes de la mejor de las causas jamás debe ser quebrada, rota, por las apetencias burocráticas de nadie, por importante que se considere.

Alberto a. Arias (6 julio 2019)


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Editorial de Prensa Obrera, 4 julio 2019:

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Puede verse también:

• “Para NO contribuir a la confusión general” (17 de junio 2019)

• "Crisis en el Partido Obrero”