sábado, 6 de julio de 2019

¿Un “atentado criminal” contra el proletariado? (La crisis en el Partido Obrero)

[por Alberto a. Arias]


    Hace dos días (4 de julio), la dirección del PO (firman Rafael Santos y Gabriel Solano) dice textualmente nada menos que en un editorial de Prensa Obrera * :
    “Este lugar único conquistado por el Partido Obrero obliga a caracterizar la FRACTURA llevada adelante por el GRUPO que comanda Jorge Altamira como un ATENTADO CRIMINAL, no sólo contra la organización que fundó hace 55 años, sino también contra el proletariado de nuestro país y las masas explotadas. Esta caracterización se agrava aún más cuando se tiene en cuenta la METODOLOGÍA con la que es llevada adelante, PONIENDO EN DUDA POR MEDIO DE DENUNCIAS PÚBLICAS el carácter democrático de nuestro partido”. (Mayúsculas nuestras.)
    A buen entendedor pocas palabras: la dirección actual del Partido Obrero acusa a “Altamira y su grupo” de hacer conocer sus diferencias públicamente, de cara a los trabajadores del país y más allá de las fronteras, y de insistir y movilizarse para que la tendencia que de hecho conforman ejerza su derecho a constituirse en fracción, porque –y esto cae de maduro– los partidos obreros revolucionarios no son sectas que deban esconder sus disidencias ante los trabajadores del país y del mundo, necesitados de conocer las definiciones estratégicas y metodológicas para las condiciones mismas de su emancipación.
    ¿Desde cuándo la “metodología” de afirmar PÚBLICAMENTE que algo o alguien (y sus plurales) de la propia organización no está siendo democrático y socialista  –y además combatiendo honestamente planteos estratégicos que considera erróneos– constituiría un ATENTADO CRIMINAL contra la organización y contra el proletariado? ¿Desde cuándo “PONER EN DUDA” caracterizaciones, metodologías, procedimientos (y denunciar las expulsiones, irregularidades y atropellos que deben, sí, ser esclarecidos) y supuestas “verdades”, en este terreno como en otros, constituye un “atentado criminal”? Solamente una mentalidad profundamente burocrática puede hacer afirmación semejante.
    Esta aseveración autocalifica a sus autores y mentores: son concepciones burocráticas conocidas de larga data en la lucha socialista (teórica y práctica) por el programa  y/o por la estrategia para la emancipación del proletariado, por parte del socialismo revolucionario.
    Introducir conscientemente esta caracterización de “ATENTADO CRIMINAL” en una polémica (crítica) y en la crisis de un partido revolucionario, solo puede tener el sentido de impulsar aun más una RUPTURA VIOLENTA con quienes necesitan constituirse en fracción justamente porque consideran que esa es la opción que les ha quedado (y hay extensos documentos disponibles que explican por qué lo consideran así).
    Esta aseveración violentadora y premeditada proviene de la dirección actual del Partido, no de un revolucionario ofuscado que en un momento es ganado por el enojo y quizá cae en un exabrupto. Esta violencia discursiva y táctica de la dirección del PO tiene un propósito: enemistar y enfrentar, PARA UNA RUPTURA DEFINITIVA, a los militantes y simpatizantes de las tendencias en conflicto, barriendo con la SOLIDARIDAD MILITANTE Y SOCIALISTA que debe existir durante- y subsistir tras- el conflicto planteado.
    La gravedad de esta caracterización insidiosa hay que esclarecerla como corresponde: Si nos encontrásemos ante un “atentado criminal” contra el partido revolucionario y el proletariado (recordemos que históricamente estos “atentados criminales” suelen ser organizados y ejecutados por la democracia burguesa y sus dictaduras, por las burocracias antisocialistas/contrarrevolucionarias, y por el fascismo y el nazismo) un socialista revolucionario convencido (o alguno enceguecido por una patraña acusatoria) se sentirá impulsado (y avalado) a actuar por todos los medios contra los “criminales”.
    No se puede aceptar semejante caída en el pantano y la degradación anti-política.
    Una cosa más: se insiste con la palabra GRUPO cuando sin embargo el derecho de fracción es reclamado no por un individuo destacado y unos pocos más, sino por centenares de firmas de militantes, que podrían ser miles de apoyos si se tuviera en cuenta el pronunciamiento a favor (corriente de opinión) de simpatizantes del Partido Obrero y de la vanguardia obrera y de los trabajadores.
    Quienes –sin olvidar jamás las derrotas, triunfos e historias vividas y padecidas por esta lucha social y humana colosal– nos comprometemos por el triunfo de la revolución mundial del proletariado para alcanzar una “asociación en la que el libre desarrollo de cada uno sea la condición para el libre desarrollo de todos”, estamos obligados a recordar a cada paso que la solidaridad entre los trabajadores y los militantes de la mejor de las causas jamás debe ser quebrada, rota, por las apetencias burocráticas de nadie, por importante que se considere.

Alberto a. Arias (6 julio 2019)


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Editorial de Prensa Obrera, 4 julio 2019:

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Puede verse también:

• “Para NO contribuir a la confusión general” (17 de junio 2019)

• "Crisis en el Partido Obrero”

lunes, 1 de julio de 2019

La crisis nos pega a todos

[Publicación Nº 28]
[Por: Jimena Segura]
[Tomado de la página de Facebook de la autora.]

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Decidí escribir algunas palabras sobre la crisis actual del partido que en realidad vino a explicar algunos alertas que ya se me habían disparado frente a diferentes experiencias. No solo no me es indiferente el PO sino que tampoco lo son muchos de los militantes, y simpatizantes, que personalmente aprecio mucho, respeto y algunos con los que comparto aun hoy una cantidad de vivencias personales, laborales y de compañerismo. Pero esencialmente escribo porque lo que ocurre en el partido no compete sólo a sus internos sino al conjunto de los trabajadores. Se trata de la discusión sobre la orientación de la dirección de un partido obrero, de la vanguardia de los movimientos de lucha, por tanto no es un ente ajeno sino que es un legado histórico construido por una clase. Y particularmente para los que participamos en algún momento de su construcción, y seguimos interactuando con esta organización a través de diferentes acciones, urge también intervenir en este sentido porque esas acciones como actividades, aportes, orientaciones para intervenir en ciertos conflictos, es el producto de estar convencidos de la necesidad de una organización que apunte a la transformación del modo de producción por parte de los trabajadores. Desde esta necesidad y conciencia, intento ser honestamente objetiva en mis apreciaciones sin ánimo de alimentar susceptibilidades individuales.
No comparto la idea de que se trate de una pelea de personalismos y egos, aunque éstos puedan aparecer en medio de la polémica, sino que creo que se encuentra una contraposición más profunda sobre cuál debiera ser el rol de un partido obrero y marxista, especialmente luego de leer el documento presentado por el CC.
El legado de Marx propone construir una guía para la acción de la clase obrera sobre la base de hacer consciente el carácter de su explotación. La conciencia de la necesidad como primer paso a la libertad de la clase oprimida es lo que potencia su acción revolucionaria. No se trata entonces de construir una simple “organización de combate”, sino que se trata de que el combate tenga una teoría revolucionaria que lo sustente en términos científicos, que devele la necesidad objetiva contra la postura moralista del socialismo utópico. Por eso uno de los principales objetivos del marxismo es exponer las contradicciones del sistema capitalista y de cómo estas contradicciones se manifiestan en cada lugar y período en particular, y por tanto determinan las condiciones necesarias para su transformación mediante la acción más potente. Lo que un partido marxista tiene hoy como rol histórico es denunciar y combatir contra las manifestaciones de la crisis que son las que en definitiva demuestran el obstáculo al desarrollo de las fuerzas productivas que impone la propiedad privada sobre los medios de producción. Si un partido obrero no aspira a que la lucha de clases exponga la contradicción entre un sistema productivo y la potencia de la reproducción del metabolismo humano a la que llega cierto nivel del desarrollo de las fuerzas productivas, se transforma en una organización que deriva en luchismo, sindicalismo, y es esta la crítica que entiendo que se encuentra en el eje de la discusión. Contraponer un partido de combate con uno de propaganda es perverso en tanto que desde la postura de la fracción no se apunta a desligarse de una acción combativa.
La versión de una organización de combate, de lucha pura, lamentablemente comienza a vislumbrarse en otras organizaciones donde interviene el partido. Y es por eso que traigo a colación lo que en el documento presentado afirma de que ex militantes reprodujeron ataques gravísimos en la Asamblea de AGD cuando lo que se cuestionó es la firma de la paritaria por un 16% escalonado con cláusula gatillo en septiembre, lo que había sido anteriormente rechazado con la diferencia que ahora se podía negociar las 1000 rentas para los ad-honorem. Discutí con varios compañeros sobre este tema y sigo pensando lo mismo, incluso habiendo recibido como respuesta una visión honesta sobre la situación por parte de ellos. Pero destaco lo que me pareció más grave, que es la acusación a los que cuestionaron la firma de la paritaria por no haber ido antes a una asamblea, por no haber participado de una marcha, por ser fundidos pequeñoburgueses o encubridores de abusadores, y por tanto no comprender el estado de reflujo del movimiento docente. Por eso la postura luchista, sindicalista, que yo percibo que reapareció acá en el gremio, viene necesariamente de la mano de un diagnóstico de reflujo y desmoralización, y que a veces por tanto apela a la descalificación personal -justificada desde una autoridad de lucha- para silenciar el desarrollo de una postura crítica.  En el partido que yo me formé celebrábamos que más gente interviniera, que se sumara al debate, a la crítica y por supuesto a la acción. Esta caracterización no significa que no se reconozca y valore los que luchan, los que le ponen el cuerpo, y claramente la dirección de un gremio debe ser integrada por los más involucrados en esa pelea, pero esa pelea tiene que tener un diagnóstico y orientación determinada. Con la lucha y el combate no basta para construir el socialismo.
Por esto me alarma la sentencia en el documento del CC de que “Los grupos propagandistas hacen gala de rasgos acentuadamente pacifistas, pues reducen su actividad a ´explicar la crisis´ como si el único obstáculo que las masas tienen es su grado de conciencia, omitiendo la opresión física que la clase obrera vive todos los días en las fábricas y más en general en la sociedad. La comprensión de la clase obrera de la situación que enfrenta, o sea su pasaje de clase en sí a clase para sí, no es un hecho intelectual sino de luchas y de organización, que finalmente condicionan su capacidad de comprensión política” ¿qué significa tal declamación? Sin meterme en que la acusación de pacifistas no parece tener asidero alguno, explicar la crisis no es un episodio más, entender que en la libertad del trabajo asalariado se encuentra una mayor forma de enajenación del trabajo, y que ésta enajenación se exacerba en épocas de crisis, es el fundamento de toda acción revolucionaria. Esto no significa devenir en un academicismo abstracto, de café, sino de interpretar las necesidades de las masas como parte de esta dinámica. Si no, aparece una distinción más bien lineal, formal, entre conciencia y existencia, entre proceso intelectual y proceso de organización. Es la unidad de estos dos momentos lo que construye la necesidad de un partido obrero revolucionario, y no su diferenciación como si fuesen caminos que se recorren por separado. De la simple lucha no surge la conciencia para sí de la clase obrera, de esta forma toda la teoría marxista habría que tirarla al tacho de basura. De la lucha pueden surgir distintas vertientes, como el tradeunionismo, el cartismo y éstas en sus versiones más aggiornadas. En cambio del análisis marxista de la lucha de clases, surge la clase en sí y para sí, porque sólo desde ese desarrollo metodológico surge la conclusión de que la lucha de clases como tal es la lucha obrera y socialista. Por tanto a la luz de cómo se está desenvolviendo esta interna, resaltar que hay que armar una organización de combate vs. uno de propaganda, no me parece que es una acusación de ultraizquierdismo sino más bien un encubrimiento del abandono a los métodos marxistas en la construcción de un partido.
Es desde este lugar es que el PO reivindicó al piquete como herramienta de lucha de los trabajadores, ya no sólo como lucha contra la patronal sino contra el propio estado capitalista, desde este lugar la FUBA se hizo piquetera, luchando contra el ajuste del gobierno en educación a la que nos tenía confinados la burocracia estudiantil. Elevando el reclamo y la organización en torno a la lucha contra el capital, haciéndonos eco de una necesidad y reorientándola.
Justamente como para nadie es que hay “una relación mecánica entre la bancarrota capitalista y la irrupción de las masas” es que se presenta una disputa por la orientación política que deba tener el partido.
La crisis capitalista hoy
El capital objetivamente no tiene otra opción que en épocas en que se exacerba la competencia mundial apropiarse más de ese trabajo. Los mecanismos que tienen hoy los capitales para hacerlo mediante la precarización del empleo, también desde la política económica apelan a las herramientas que permiten tironear entre ellos en la apropiación del mayor plusvalor extraído. La suba de tasas de interés para acaparar a nivel nacional los flujos internacionales de capitales, la mayor carga impositiva sobre los trabajadores, la guerra de monedas que implican procesos de devaluación e inflación, de conjunto presentan un límite a la propia acumulación capitalista y por tanto deben aplicar su inverso: baja de tasas para reactivar, baja de impuestos para permitir la concentración de los capitales, apreciación de la moneda para no sobrendeudarse. Es en este sentido en que la burguesía no puede encarar ninguna estrategia de transformación actual que permita superar este sistema. No puede hacerlo en cuanto a la variante política propuesta porque tampoco tiene un realineamiento económico detrás del cual poder encolumnarse, como pudiera haber ocurrido en otros períodos.  “Neoliberalismo vs progresismo”, “productivismo vs financiarización de la economía”, son opciones enajenadas para la clase trabajadora que al mejor estilo ballotage pretenden ofrecer opción cuando no la hay. Total vigencia tiene el artículo que escribió Rieznik en los ’90 en la EDM donde cuestionaba al neoliberalismo como un modelo económico. Las variantes políticas que se presentan actualmente no sólo a nivel local sino en muchos países presentan un cambalache de candidatos que expresa las dificultades que encuentra hoy la burguesía en su frustrada intentona de imponer una polarización ficticia al mejor estilo yanqui. El capital no logra definitivamente salvarse a sí mismo.
Cuando luego de la caída del Muro el conjunto de la izquierda salió a marcar la derrota, la desmoralización obstaculizó esta potencia revolucionaria por parte de los partidos obreros que se vieron cooptados al salvataje del capital. La incorporación de la URSS y de China al mercado mundial logró desagotar por el momento la crisis aunque profundizándola mediante el avance en los procesos de ajuste y opresión, y la izquierda derrotada no logró ella hacer avanzar ni un ápice las conquistas obreras. Se adaptó al parlamentarismo a nivel mundial. Abandonó el único rol histórico que merece tener. Esto es lo que se alerta que puede desarrollarse en un futuro a partir de este tipo de análisis. Los que gracias a la opción democratizante lograron avanzar en términos de poder democrático, pueden llegar a presidencias, pero lo hicieron mediante el abandono de las consignas de clase como el PT de Lula, y ahí está ese PT, y ese Lula, y esa clase obrera brasilera que hoy sale a la calle sin tener al PT como vanguardia de nada sino más bien a sus dirigentes en el banquillo de los acusados.
Por eso cuando hablando con compañeros me dijeron que mirara el balance de Córdoba por lo vergonzoso de lo escrito por JA, me encontré sin embargo con este mismo trasfondo en el balance del comité de Córdoba en que concluía que el retroceso del FIT vino de la mano de un voto masivo a Schiaretti a partir del “avance del rasgo conservador de las masas”. El tinte derrotista me lo encontré esa misma semana charlando con militantes de diferentes regionales que aludían a que la gente “no nos quiere”, que “las masas son democratizantes”, y por supuesto al reflujo.
Por eso me animo a decir, que no creo que sea coincidencia que esto sucede también en lo que pueda ser una época bisagra de la crisis capitalista mundial, porque esas contradicciones en la actualidad tienen su particularidad especialmente a partir de la crisis financiera de 2008, lo que repercutió en el mundo, y en la economía y política local de manera directa con la salida de dólares del país, lo que devino en ese momento en la realineación burguesa tras el kirchnerismo con la disputa con el campo por un lado, y el avance del ajuste por el otro con la inflación, tope a las paritarias, negociación con los organismos de crédito y el inicio de los tarifazos. El proceso de desregulación financiera mundial que se viene profundizando luego de la derrota de la “regulación bancaria” postcrisis, encuentra a China como un jugador financiero de peso en el escenario internacional, que apuesta al reforzamiento de su reapertura al capital financiero, y, sin embargo la crisis no permite que esta apertura prospere. Contradicciones que lleva a crisis hacia el interior de China y de mayor explotación de sus trabajadores y del resto de los países asiáticos. Es un período en que el FMI convirtió al yuan en divisa y sin embargo los capitales se refugian en el dólar, en que la tensión comercial entre China y los EEUU debe ser permanentemente contenida por sus propios protagonistas, en que la pelea por los paraísos fiscales que explotó con los Panama Papers se transforma en una lucha de acaparamiento del dinero en negro mundial. Esto de manera conjunta y contradictoria se da con el avance de medidas proteccionistas que pretenden ser un manotazo de ahogado que da lugar a posturas que visualizan una tendencia a la derechización y al ascenso de regímenes más nacionalistas o chovinistas en diversas partes del globo. Aunque esto requiera de un debate para ser profundizado, no es casual que este escenario vuelva a encontrar tendencias más desmoralizadas o demagogas frente a las elecciones en la izquierda.
Por eso tampoco es un problema esencialmente “fondomonetarista”, menos aún luego de que el kirchnerismo haya hecho bandera de que se sacaron al FMI de encima mientras endeudaban a la Anses, ponían en rojo al Banco Central y pagaban religiosamente la deuda no sólo con el FMI sino con el Club de París y reemplazaban parte de ella con deuda china. Es una etapa en que el capital financiero pasa a la ofensiva con las contradicciones a las que esto le conlleva. Por eso la bancarrota capitalista debe ser tomada de manera contradictoria, si no los vaivenes del capital no pueden ser comprendidos.
Cuando se habla de “electoralista” o “democratizante” no debiera esto por tanto interpretarse como una acusación de la inacción, porque de esta manera inevitablemente esta crítica se lo tomará como algo ofensivo. Lo digo porque veo que como respuesta aparecen los “1200 fiscales obtenidos” en Córdoba, la dura militancia llevada a cabo en la campaña y demás, siendo que la crítica apunta a la orientación de la dirección que tiene toda esa acción puesta en marcha, y de justamente cómo toda esa acción puede resultar en frustración para la militancia sin ese contenido. Y cuando veo este cuadro, y me explican que no se llevó adelante la consigna “Fuera Macri” porque confluía con el kirchnerismo, la comprensión del escenario en que se da el debate, se esclarece cada vez más. Se trata de ser la vanguardia política, se nos pegue quien se nos pegue, mostrar que se tiene la suficiente competencia para encabezarla, dando nombre en la consigna a la personificación máxima que tiene esa crisis hoy.
Cuando el PO pasó las PASO con el famoso “un milagro para Altamira” justamente lo hizo denunciando lo proscriptivo que resultaban las PASO y la reforma electoral, de hecho de ahí surge la idea de “milagro”; sin embargo luego de pasarlas, nunca más se hizo mención a esta cuestión, y mucho menos al rol que tiene el momento electoral respecto de crear un distraccionismo a las posibilidades genuinas de transformación que tiene la clase obrera sobre el modo de producción actual. No se concluye de esta denuncia que no haya que participar en las elecciones. Lo digo incluso tomando como puntapié la falta de perspectiva o esperanzas que se tiene en los resultados electorales como superación a la crisis. Es cierto que en el período de elecciones se exacerba el autoengaño de la “participación”, y es el momento en que un programa obrero puede presentarse en debate con mayor alcance, pero no concuerdo como me dijo un compañero que la gente cree que con las elecciones está cambiando algo, por lo menos no ahora en medio de esta crisis económica y política donde el “Cristina volvé” no apareció con la fuerza suficiente como para que siquiera fuese candidata. Más bien es ésta la desmoralización que se percibe en las masas, la de sentir que ningún cambio de fondo va a ocurrir luego de ir a votar. A modo de ejemplo en el día de ayer una asamblea de 150 vecinos de Villa Elisa-La Plata, como producto del apagón de 4 días, sacó un reclamo de estatización de los servicios públicos, de que la indemnización sea utilizada en fines que los vecinos dispongan y con control vecinal en su ejecución. Algo que se da de bruces con esperar a que las elecciones resuelvan algo. El único que habló proponiendo eso, fue Luis Arias candidato que va en las listas pegadas a F-F.
La postura del reflujo increíblemente también me la encontré en relación al movimiento de la mujer como explicación al llamado a un plebiscito contra el aborto luego de la movilización más importante en la historia del país en este sentido. Hay una frase que dice “ojo con lo que pides porque puedes obtenerlo”. Por suerte no tuvo repercusiones, la que faltaba era no obtener la mayoría en ese plebiscito nefasto. Me resultó demagogo, peligroso y sin funcionalidad alguna esta iniciativa. Recuerdo cuando hace años discutimos internamente contra la postura de cupos femeninos dentro del partido, y hoy nos encontramos con que el movimiento por los derechos de la mujer contiene un vacío de consignas, donde hoy la postura feminista es contra el “patriarcado” y no contra el capital. Esto es sumamente peligroso, al punto de que si existe la trata de mujeres sostenido desde el aparato policial, judicial y político, y ni hablar del nivel de abuso y trata de menores (creo en este punto que el partido estuvo flojo en las denuncias que surgieron de los clubes de futbol que justamente pueden servir para mostrar la limitación del problema de género), nunca se va a acabar con la opresión contra la mujer. Christine Lagarde la directora del FMI escribió un libro en que cuenta cómo se plantó frente a este machismo y patriarcado para poder ascender, y se convirtió en un referente para todo el feminismo corporativo y emprendedor tan en boga. Por eso respiré cuando leí la nota en la EDM de Altamira “Una delimitación clara con el feminismo de género” con señalamientos que realmente están ausentes en la mayoría de las cosas que circulan sobre el tema dentro del partido y de la campaña. Esto no quiere decir que no haya una cantidad de militantes dentro del partido que pelean contra las posturas feministas, pero no aparece de manera programática. Frente a esta crítica que ya hice en diversas discusiones con compañeros me dijeron “leé los 20 puntos del FIT”. Los leo y vuelvo a decir lo mismo.
Hace años, cuando militaba en Económicas y en la FUBA en que no hacía mucho la habíamos recuperado de manos de la Franja, fui a un Encuentro de la Mujer sola como única representante del PO en la universidad. Viajé con un micro con todas compañeras de la Venceremos y a la vuelta presenté un informe señalando lo despolitizado de la postura de mis compañeras universitarias que no querían viajar porque decían que “estaba llena de feministas”, y remarqué que se trataba de un encuentro que no era de mujeres sino de activistas. Creo que esa despolitización del momento que no lograba zanjar con claridad la problemática de la mujer, es similar a la actual, que no logra delimitarse de manera marxista con el movimiento feminista actual. Pero creo que sólo en el PO existe la potencialidad de militantes y de formación para lograr hacerlo. Por eso me preocupa todo lo que está pasando dentro del partido. Porque veo en algunas intervenciones cierto temor a la iniciativa, y es lo que lleva a que al revés, la iniciativa surge de movimientos despolitizados de los que luego cuesta delimitarse, se termina siendo furgón de cola, y de ahí la necesidad de apelar a la demagogia y a la adaptación.
Creo que por un lado cierta deformación teórica es uno de estos causantes. Cerca del 2001 se intentó relanzar la universidad obrera, y no se logró, se vivía de mañana a noche en una actividad, reunión, calle, frente, pero creo que luego sí era el momento de hacerlo. Mientras que generaciones anteriores pudieron formarse en la clandestinidad, las generaciones de la democracia tenían que laburar, militar abiertamente y estudiar. Claramente no se puede lograr todo tipo de formación y de acción en un solo individuo, por eso esto se reconstruye en lo colectivo. El partido no es una suma de individualidades, es una agrupación, y requiere por tanto que algunos militantes se aboquen más a algunas actividades y otros a otras. Y por eso mismo el señalamiento de que todos estos años la actividad del partido se concentró en JA es falso. Los frentes tenían sus propios debates, escribían en el periódico frente a los conflictos, se acudía a diferentes compañeros para saldar dudas de cómo intervenir. Me resulta insultante y falso para el conjunto de la militancia que se diga eso.
Será resultado de un debate las características de esas actividades, pero hacer esa división entre combate y propaganda desde el partido y no desde la división de tareas hacia dentro de la organización creo que es un peligro, y de nuevo, recae en el luchismo y el voluntarismo de la militancia. Creo que el señalamiento de que dentro de la fracción pasan de una postura a otra, es resultado de esta deformación, descontextualización de cada una de ellas, un vaciamiento de contenido de lo que se expresa, y una tergiversación a veces malintencionada de las conclusiones presentadas.
Es en este sentido que decir que “es sistemática de parte de Altamira la caracterización de que lo que le vale al Polo Obrero no le vale a los trabajadores ocupados” me resulta puramente tendencioso sobre la base de la experiencia histórica que demostró JA, e incluso de carácter irrespetuoso y hasta de una crueldad que me cuesta reconocer, entre otras acusaciones. Mismo que en el contexto de la discusión sobre la paritaria universitaria cuestioné que firmarla por la diferencia de las 1000 rentas para los ad-honorem me recordaba cuando el estado otorgaba un puñado de planes para miles de desocupados con la intención de generar crisis internas dentro de las organizaciones, desarrollar aparatos punteriles y cooptar al movimiento. Mi analogía apuntaba a que en un escenario de desvalorización acumulada del salario, repudio al gobierno, campaña electoral, se trataba de herramientas que funcionaban como una prebenda para la cooptación. A partir de eso en el grupo de delegados de CBC, IC me respondió entre otras cosas que “hay que tener cuidado en asemejar un plan trabajar con una renta para los que desarrollan la misma actividad que un rentado, pero sin salario y en general por mucho tiempo”. Está claro y estoy de acuerdo que categorías diferentes responden a diferencias cualitativas, pero esto no anula la analogía a la que apuntaba yo, y en todo caso no comprendí totalmente la respuesta, siendo que un desocupado es alguien que no puede vender su fuerza de trabajo al lado de alguien que sí puede, por lo que remarcar la diferencia con un asalariado de esta manera bien podría tomarse de manera capciosa como una descalificación a los desocupados. Como sé que por parte de IC y de otros compañeros que militan hace años no existe la intencionalidad de menospreciarlos no lo desarrollé en ese sentido ni respondí nada. Por eso encontrarme con esa sentencia dentro del documento me resultó indignante, y sumamente capcioso por parte de compañeros que debieran tener otro reconocimiento y respeto por organizadores históricos del Partido Obrero.
Por otra parte no coincido con la exclusión del debate político a la periferia y la acusación de que JA lo abra en Facebook. Una cosa es la discusión de temas más personales y susceptibles de ser utilizados malamente por algunos sectores como el tema de las rentas o los abusos como hace el documento del CC. Y otra cosa es el propio debate político. Un partido que pretende ser la dirección obrera no puede no involucrar al conjunto de los trabajadores al debate, éste de hecho debe surgir de la problemática de los trabajadores para transformarla en un programa socialista, y no presentarlo como algo estático, sin dinámica e impuesto. Es más, en situaciones como éstas es cuando más debe impulsarlo, tratándose de una crisis histórica que nunca antes se había manifestado en el seno del partido, siendo que por el contrario yo vivencié cierto “abroquelamiento” pincelado de amiguismo, un encierro donde nadie explicaba cuando interpelaba y que se hizo más explícito en el “acá no hay un debate político, es pura lucha personalista por la candidatura”.  Digo más, apelo incluso a que los externos, siempre y cuando simpatizantes, al estar desligados de odios personales que surjan de la cuestión cotidiana que hoy está vivenciando todo militante, en tanto que pretendan realizar una crítica constructiva, pueden aportar alguna visión objetiva y desatendida de todo interés personal, material o cual fuere, que perturbe consciente o inconscientemente la postura política a tomar. Y esto no es menor, el amiguismo como vinculo político se exacerba en estas ocasiones, y más que una posibilidad de reforzar y personalizar el vínculo gracias a la actividad política conjunta, es más bien su inverso, el vínculo es el que refuerza la postura. Y no es casual que esto devenga en actividades desorganizadas o más deprimentes en algunas regionales (como me lo manifestaron algunos militantes) en relación a aun actividad social que pasa por fuera. Y no concuerdo con que es la interna la que deprime, lo que deprime es no lograr resolverla, ni superar el diagnóstico desmoralizado, lo que se choca entonces con que las manifestaciones más activas, creativas y dinámicas aparecen más bien desde el movimiento y no desde su vanguardia. Si el partido no logra posicionarse como vanguardia de las luchas, y si al hacerlo no se afirma a sí mismo en su orientación socialista, es muy difícil que los militantes puedan afirmarse a sí mismos en su acción y mucho menos sentirse feliz ahí antes que en otra instancia de sus vidas.
Entiendo que pueda haber una necesidad de que el partido tome cierta dinámica en cuanto a su organización, modernización, etcétera que a veces choca con generaciones previas, y que también existan una cantidad de críticas a realizar, pero esta necesidad debiera resolverse de otra manera. Si no, la mentada juventud no sería más que un rasgo de una vejez prematura.
Estoy segura que no en todos los compañeros juegan las mismas razones para defender tales posturas. Calculo que en algunos abunda la especulación, pero en otros el convencimiento, aunque en otros puede haber mezcla de resentimiento personal por la imposibilidad de argumentar políticamente o expresar alguna necesidad, en otros la simple desmoralización y agotamiento, o la deformación política y la confusión respecto de lo que se está discutiendo de fondo, es acá donde el aparateo interviene con fuerza. Pero sé también que es necesario para muchos salir de cierta intuición de que algo es por lo menos confuso o no tan tajante, a romper con lo prestablecido como certero, porque en definitiva esa es la condición necesaria de un marxista.
Porque sé que el socialismo es la necesidad hoy, y más allá de que sea externa creo que este partido tiene la potencia para acercarnos en este sentido, y entendiendo al amor como una afirmación, una empatía, amo el marxismo, amo este partido que formó y forma parte de mi vida, que fue mi familia en momentos de desahucio y le dio una comprensión social a padecimientos personales o familiares, que me hizo conocer gente que adoro, y que por eso todo esto me generó un vacío intenso, porque lo vivo como uno de los duelos más grandes de mi vida, pero también creo que los duelos son esclarecedores, y de última de esto se trata, como decía Trotsky “la verdad es el motor de la historia”. 

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Tomado de su facebook del día de la fecha 1 julio 2019.


[Ni reir, ni llorar...]

[Publicación Nº 27]
[Por: Camilo Márquez, 1º julio 2019.]
[Tomado de la página del autor en Facebook.]
[Nota sin título. Título puesto por nosotros.]
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    Hace un tiempo un miembro de la Comisión de Control escribió un “poema” donde le dedicaba palabras bastante desagradables a Jorge Altamira. Las inmundicias de ese elemento se derivan de lo que la actual dirección lanza a repetición desde un tiempo a esta parte: que Altamira caducó. Un mantra que va siempre acompañado con alguna referencia a las PASO del 2015, que JA no habría podido “superar” o “procesar”. Sin embargo, los que vuelven una y otra vez a esa fecha son quienes si lo habrían superado. El hecho es, por lo menos, curioso.
    La idea sería que el fundador del Partido Obrero, en algo parecido a lo que pasa con el capitalismo, se estaría “sobreviviendo” a si mismo.
    El debate político sobre las consignas de la constituyente, el fuera Macri o que la crisis la paguen los capitalistas se transformó en una coartada. Se pueden hacer mil piruetas para justificar una línea, pero la polémica fue adquiriendo un tono místico en los labios de los compañeros que lo animaban, como si las consignas fueran talismanes que todo lo pueden.
    Personalmente no me cierra del todo la consigna sobre la constituyente, (lo comentamos muchos entre los compañeros aquí en Uruguay) me parece que aún hay una barrera con las masas que esa consigna no ayuda a derribar. Quiero decir, no estoy allí, no conozco, es una impresión. A su vez no creo que la consigna “que la crisis la paguen los capitalistas” alcance para la situación argentina; nosotros levantamos la misma y no es ni por cerca la situación que atraviesan desde el lado opuesto del rio de la plata. “Que la crisis la paguen los capitalistas” es correcta siempre y en cualquier lugar por que la crisis capitalista es mundial y en ningún lugar esa crisis la quiere pagar algún capitalista. No tengo que decir que lo del “sistema de consignas” me parece un dibujo completo, una fenomenal estupidez que solo confunde a la juventud.
    El comunicado público del CC del 29 de junio en el que titula que Altamira y su grupo rompe con el partido es una irresponsabilidad que precipita que la situación no tenga marcha atrás.
La clase obrera repudia las divisiones, ella necesita la fortaleza y consistencia que dan la unidad. La disposición de varias centenas de compañeros a firmar un documento de oposición en un partido que es importante pero no de masas, está señalando que existe una atmosfera política favorable para que cristalice una fracción que es cualquier cosa menos minúscula.
    Un compañero veterano del PT me hizo notar que no hay forma de echar a Altamira sin antes desprestigiarlo, y con ello también desprestigiar al partido (ahí está para el que quiera leerlo, las referencias a las rentas de JA y Ramal). De esto al suicidio político hay un paso, por eso la crisis viaja por las vías del cinismo. No se asume la purga (por el alcance que han alcanzado las expulsiones éste es el termino correcto). Fatalmente la dirección actual no tiene otra alternativa, debe dar este golpe cueste lo que cueste, ya que -a decir de este mismo compañero- las expulsiones tienen que ser quirúrgicas “saben que si demoran, Jorge avanza y ellos retroceden”.
    Soy de la opinión de que el movimiento obrero argentino (por lejos el más dinámico del continente en las últimas dos décadas) atraviesa un reflujo del que le cuesta salir pero que hace esfuerzos constantes por superar. La muestra mas contundente es que la burocracia debió separarse en múltiples centrales en los últimos años y asumir distintos colores para mejor engañar, contener y desmoralizar.
    Los partidos de la CRCI deben rechazar el curso que ha tomado el debate. Convocar a bajar la pelota y buscar un acuerdo que lleve a las partes a pactar cuestiones elementales. Es un paso que las organizaciones hermanas del PO no pueden saltearse, pero no deja de ser diplomacia, la diplomacia que hasta los partidos revolucionarios tienen en sus relaciones mutuas.
    Pienso que la escalada que ha tomado el enfrentamiento en las últimas 48 horas ya no hace posible salir de este atolladero sin un desenlace con dos partidos distintos. El sector que se impuso en el último congreso seguramente retenga la nomenclatura y algunas cosas mas.
    Además, está el tema del espionaje. Sobre el episodio se ha utilizado como respuesta recurrente, que alguien se topo con un mail abierto y que lo reviso bastante exhaustivamente por que le llamo la atención que un agente de la Ojrana conspiraba contra no se sabe que regional o que individuos. Esta es la versión cínica que se puso en circulación para desprestigiar a Ramal, Altamira, Ferro y armar amalgamas emponzoñadas para terminar poniendo en un altar las maquinaciones y la soplonería.
JA es por lejos el tipo que ve mas lejos de la izquierda revolucionaria. Despliega una actividad infatigable, y su nombre está asociado de forma indisoluble a cada una de las luchas de los explotados de la Argentina, esta cualidad principista ya se está transformando en cantidad.
    Ni reír ni llorar, comprender, dijo uno.