miércoles, 15 de mayo de 2019

La democracia socialista es una cuestión de principios

[ Publicación Nº 3 ]
[Por: Jorge Altamira, 15 mayo 2019]
[Tomado de su página en facebook.]

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    El análisis político que publiqué ayer acerca de las elecciones en Córdoba ha recibido “el repudio” de algunos dirigentes nacionales del Partido Obrero. Semejante reacción está reñida con los principios socialistas y democráticos más elementales y hasta con el sentido común, porque los análisis y las caracterizaciones se refutan pero no se ‘repudian’. El ‘repudio’ constituye una reacción de aparato; sólo los necios ‘repudian’ los análisis en debate. El ‘repudio’ rechaza a la crítica como un método de construcción revolucionaria y hasta de comprensión de la realidad, y la sustituye por la difamación. No se conoce en la historia del marxismo revolucionario ningún caso de repudio a una posición política, incluso contrarrevolucionaria, que no estuviera acompañada por una refutación desarrollada de los planteos en disputa. La tropelía del procedimiento del ‘repudio’ se pone en evidencia aún más cuando el objeto del ‘repudio’ es uno de los componentes del artículo de marras- el resto de la caracterización pareciera ser indiferente. Pero las tres partes de ese artículo son inseparables, porque están unidas por la caracterización de “la crisis del proceso electoral” determinada por el derrumbe del gobierno macrista y el impasse del régimen político en su conjunto. Toda orientación política, en especial para la izquierda, debe partir de una comprensión lo más completa de la etapa en desarrollo. Las divergencias de análisis se extienden desde allí al balance de los resultados obtenidos por el Frente de Izquierda.
    De acuerdo a los promotores del ‘repudio’, el FIT no habría sufrido “un desplome electoral” en la provincia ni expuesto contradicciones de larga y corta data del Frente de Izquierda. Pero los hechos son irrefutables, porque el FIT ha retrocedido un enorme 40% respecto a las elecciones de 2015 y un 66% con relación a 2013. El FIT, en primer lugar, sufre las consecuencias de no constituir un frente único permanente y, por lo tanto, se presenta como “alternativa” episódicamente, en los períodos electorales, lo cual representa una gran desventaja política, porque las alternativas se plebiscitan cuando han sido construidas. En la campaña se desarrollaron planteos reñidos con la teoría y el programa del marxismo - en la cuestión feminista -, sin haber sido discutido nunca en las organizaciones respectivas. En mi artículo convoco a hacer un balance de estas elecciones y otras anteriores, con el propósito declarado de sacar conclusiones de cara a la campaña nacional que se inicia en un par de semanas - más decisiva que los ‘desdoblamientos provinciales’ que tuvieron lugar hasta ahora. El marxismo ha hecho, históricamente, de la crítica a sus propias acciones, un arma poderosa de progreso político.
    Los planteos que se hacen públicos deben ser objeto de polémicas públicas - deben atender a la misma audiencia. El balance de las elecciones de Córdoba no interesa solamente al Partido Obrero sino a todos los partidos y bases del FIT y a la izquierda y el activismo más allá del FIT. La polémica pública más notoria de la historia, en la prensa del propio partido, fue la que opuso a Lenin, en plena revolución, con la mayoría de la dirección, que abogaba por apoyar al gobierno burgués y disolver al partido bolchevique en las filas de su rival, los mencheviques. Estamos haciendo referencia al enfrentamiento público antes de las famosas Tesis de Abril y durante su debate subsiguiente. ¡Vaya si una polémica delicada - pero salvo a la Revolución! Idealmente, las polémicas deben tener lugar en los órganos partidarios, como ha ocurrido efectivamente con Prensa Obrera durante años. Proceder de este modo es una expresión de enorme salud política. Si elegí presentar mi apreciación de las elecciones cordobesas por otra vía, es por razones ajenas a mi, que sí, no voy a hacer públicas. La posibilidad del debate exclusivamente interno en un partido revolucionario es un ‘plus’ al debate público - no un ‘minus’, amplía la atención de los problemas en desarrollo hacia los militantes y a las cuestiones confidenciales. Lo mejor y más sano frente a esta reacción anti-socialista a los problemas levantados por mi artículo es que cada uno aporte su propio balance del proceso electoral y que colabore con sus críticas, y que evite la necedad del ‘repudio’.
    El centralismo democrático es unidad de acción y libertad de discusión sin fronteras en todo lo que involucre a la clase obrera. En lo que a mi respecta, NO HE DEJADO PASAR UNA SOLA OCASIÓN EN LAS ENTREVISTAS EN MEDIOS DE COMUNICACIÓN PARA LLAMAR A VOTAR AL FRENTE DE IZQUIERDA Y LOS TRABAJADORES EN CÓRDOBA, CUALESQUIERA FUERAN MIS RESERVAS SOBRE SU POLITICA, O SEA EN FORMA INCONDICIONAL. Todo un método.
    Las respuestas difamadoras a una polémica política tienen un carácter liquidacionista para la construcción obrera revolucionaria. Llamo a toda la militancia obrera y socialista a recoger esta advertencia y este desafío.

Jorge Altamira, 15 de mayo de 2019