lunes, 27 de mayo de 2019

El “sueño eterno” de la revolución: en 1969 “la lucha de clases iba al volante”, ¿y ahora?

[ Publicación Nº 12 ]
[Por: Norberto Flexer, Malaj, 27 mayo 2019]
[Difundido en las redes por el autor.]

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(A propósito de un artículo del PTS en el aniversario del Cordobazo)




            El Frente de Izquierda y los Trabajadores ha desaprovechado, lamentablemente, la oportunidad del 50 aniversario del Cordobazo para impulsar no solo una monumental campaña identificándose con las banderas de la clase obrera que lo protagonizó y en defensa de su vigencia.
Aunque el Partido Obrero y el PTS tomaron aisladamente iniciativas de escasa envergadura para su conmemoración, sorprenden notablemente dos hechos:

a)                 • la marcada tendencia en las direcciones de ambas organizaciones rectoras del FIT a negar que estemos en las vísperas de una nueva rebelión popular. Más bien sostienen todo lo contrario. El PTS lo dice a los cuatro vientos. Hoy dominaría en el escenario nacional un “anticordobazo” (textual), un retroceso monumental de la conciencia de las masas. No se puede dudar en caracterizar los ataques del capital contra los explotados de retroceso histórico en las condiciones de vida (de paso sea dicho este ataque es hoy infinitamente mayor que el de 50 años atrás). Pero desprender de aquí que lo que ha retrocedido es la conciencia de las masas hay un largo trecho. Como si ésta operara en el vacío y no fuera resultado de una multitud de factores. En último término, la ´cantera´ que la alimenta siempre, según el socialismo científico, es la agudización de la polarización social –la conciencia es determinada siempre por la existencia. La regresión política de la izquierda opera cuando se invierten los términos de esa ecuación. Néstor Pitrola cae en eso cuando afirma que “El cuadro histórico hoy, a 50 años del Cordobazo, es muy diferente. La iniciativa no ha sido ganada por las masas, no hay un ascenso revolucionario” (introducción al folleto del PO sobre el 50 aniversario del Cordobazo).

b)                 • el ninguneo de la dirección de PO de la explotación (en el mejor sentido del término) de la intervención pública de Jorge Altamira, caudillo de Política Obrera (hoy Partido Obrero), en las jornadas  por el Cordobazo –probablemente único dirigente histórico vivo en la izquierda de aquellas jornadas. Hasta el 40 aniversario de las conmemoraciones del Cordobazo era norma entre las organizaciones que se reclaman de izquierda hacer grandes conmemoraciones e invitar a transmitir su experiencia a Gregorio Flores, Christian Rath, al Negro Páez (todos estos lamentablemente fallecidos) o a Altamira –orientador indiscutido de la política que llevó a Política Obrera, pequeña organización nacida en 1964, a transformarse en poco tiempo en una fuerza política determinante en aquel período y hasta 1976 [1]. A sortear, después, los embates de la dictadura y elevarse luego de una larga lucha, en la principal fuerza política de la izquierda, superando los desbarranques del Frente del Pueblo Izquierda Unida que llevaron al desastre al PC y al morenismo.

En el último número del semanario Ideas de Izquierda, que puede leerse en La Izquierda Diario acaba de publicarse ahora un texto de Eduardo Castilla, titulado “La revolución no es un sueño eterno: a 50 años del Cordobazo”. Apelando al  título de un clásico de la literatura nacional del reconocido Andrés Rivera –éste imagina la resistencia de Juan José Castelli en su agonía frente a los carceleros del Triunvirato ´patrio´– ¿qué nos depara el texto de Castilla? ¿Quiere decirnos acaso que al Cordobazo le valió igual suerte que el “sueño” irrealizado del líder jacobino de Mayo? Esta fue la caracterización oficial sobre el Cordobazo, de historiadores del PTS, canonizada ya hace muchos años: “el poder simbólico de la derrota histórica impresa por la dictadura militar se quebró en la conciencia de las grandes masas”  (ver Ruth Werner y Facundo Aguirre, Insurgencia Obrera en la Argentina 1969-76, CEIP, ediciones varias).

                                   Travestismo ´marxista´

Castilla parece (o simula ser) un hombre versado en literatura; así cita también a Piglia. En el primer párrafo de su artículo nos recuerda Los casos del comisario Croce: “Hay que pensar el problema -dijo el historiador- en otra escala, ver la batalla como un torbellino y aislar un momento y detenerse allí”. ¿Le sirve esto para aportarnos algo? En el “mayo cordobés” de 1969, dice así en el primer párrafo el sesudo autor: “La lucha de clases iba al volante”. ¿Desde cuándo para un marxista “la lucha de clases” un día va al volante, otro en el asiento de atrás, mañana en el baúl? ¿O quiso expresar nuestro filósofo de ocasión la verdad de Perogrullo de que la lucha de clases un día va para adelante y otro para atrás? ¿Cuánto hace que Marx dijo aquello de que la lucha de clases está en la base de la sociedad escindida en clases antagónicas? Castilla comienza por decir una idiotez al cuadrado; lucha de clases hay siempre, la hay incluso bajo el fascismo. La burguesía ni nadie pueden anular la lucha de clases, es la esencia del metabolismo social bajo el capitalismo y bajo toda sociedad dividida en clases. “La historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases” –Marx dixit. Elemental Watson.
¡Todo un artículo de conmemoración del Cordobazo para decir huevadas del mismo tenor, una y otra vez!
Veamos sólo las más relevantes:
“Todas las alas de la dirigencia sindical, más allá de sus discrepancias, convocaron a aquella medida de fuerza. El paro encontraría unidos al combativo sindicato de Luz y Fuerza y a la conservadora UOM, pasando por una gama de grises que incluía a la UTA, el SMATA y la CGT toda”. Pobre vanguardia obrera de nuestros días si tiene ´maestros´ así (¡y hablan en nombre del trotskismo!). La UOM de Simó desertó al mediodía del 29, ni remotamente quería que los metalúrgicos convergieran con los aguerridos mecánicos. La burocracia sindical, en general, salió espantada del Cordobazo. El protagonismo de la clase obrera dio lugar al fenómeno del “clasismo”, todas las burocracias grises y no tan grises van a enfrentar este fenómeno y actuar para impedir que el “luche, luche, y luche no deje de luchar, por un gobierno obrero, un gobierno obrero y popular” se haga realidad. Pero no solo eso: el Cordobazo se puso en pie no solo contra la burocracia sindical, se hizo tras el apoyo sin precedentes que todas las alas de la burguesía habían dado al golpe de Onganía. La clase obrera se alzaba contra eso sin que el peronismo tuviera nada que ver con la resistencia popular (por esto no hubo en el Cordobazo el menor asomo de consignas por el “retorno” ni de “Perón vuelve”. Todas las alas del peronismo habían apoyado a Onganía. Perón el primero con el famoso “desensillar hasta que aclare”.
# “Aquellas jornadas constituyeron una verdadera semi-insurrección de masas. Un enorme levantamiento popular cuyos límites radicaron en la falta de objetivos claros, la debilidad del armamento y en la ausencia de una dirección que, conscientemente, se propusiera el triunfo”. Lo único claro aquí es la in-escrupulosidad de Castilla y el PTS. Es el planteo de un charlatán que no sabe de qué habla y fantasea. Puesto a filosofar Castillo va más lejos: “Los ´imponderables´ constituyen el corazón del hecho insurreccional que fue el Cordobazo”. Castilla, igual que el morenismo en el pasado, coquetea con el foquismo, cuya incidencia en el Cordobazo fue nula de total nulidad. Al Cordobazo lo abonó la rebelión popular, no los grupos foquistas que apostaban a cualquier cosa menos a una “semi-insurrección de masas”. Lo de “la debilidad del armamento” es propio de un irresponsable, de un completo ignorante y charlatán. Los problemas que planteó el Cordobazo son de orden político: la lucha por la independencia política de los trabajadores. No es esto lo que dice Castilla, para quien sólo había una “ausencia de dirección” y sólo se trataba de que alguien “se propusiera el triunfo”. Mesianismo puro. Por esto el disparate de los “imponderables”. ¡El hombre no sabe para dónde disparar!
            ¡Todo esto se lee en un periódico que se reclama marxista y lo dice una organización que encabeza el principal Frente político que se reclama de izquierda en Argentina!

                        Una vez más el viejo plato recalentado de Moreno

 

            El PTS es incapaz de hacer el menor aporte original a la historia del movimiento obrero. Es una máquina de repetir gansadas, la mayoría sacadas del arsenal de Nahuel Moreno. El PTS lo venera regular y vergonzosamente toda vez que puede (para la gilada se esgrimen “superadores del morenismo”). Más aún, agrava lo que siempre fue característico de Moreno: decir una cosa y la contraria a la vez.

            El gran drama de la izquierda de los ´70 es que no supo ni pudo hacer frente al engaño de Perón, la gran arma de la burguesía contra el movimiento obrero en las condiciones del ascenso revolucionario que inauguró el Cordobazo. Castilla parece repetir lo que hoy dice casi todo el mundo académico, anquilosado, acerca de “Cómo el Cordobazo le abrió el camino de regreso al peronismo”, tesis de moda que con ese título publicaron, el domingo pasado, Santiago S. González y Fabián Bosoer, en Perfil).

            La izquierda, con excepción de Política Obrera, sostuvo la tesis no de que Perón retornaba para terminar con el Cordobazo y el ascenso que éste inició, sino como “prenda de unidad” del movimiento obrero y hasta para servir a la “liberación nacional”. Castilla le da vueltas al asunto pero nunca dice que Perón vino a cumplir ese rol: juega a las escondidas. “El viejo líder volverá al país en 1973 para lidiar con los demonios desatados cuatro años antes”. ¿Qué son los demonios, Castilla? Estamos en el mundo de los creyentes que recurren a los demonios para esconder la realidad terrenal? “A los engaños se sumó la saña. En la primera de estas categorías entra el retorno del líder exiliado. En la segunda habrá que apuntar el encadenamiento entre la Masacre de Trelew, la Triple A, el Navarrazo y el golpe genocida de marzo de 1976”. El modo de expresarse de Castilla es un completo escamoteo de la verdad. Entre los “engaños” y la “saña” hubo un hilo conductor común. Perón, hasta la masacre de Trelew inclusive, coqueteó con sus “formaciones especiales” (Montoneros, Far, etc.). Luego bajo su mismo timón se pusieron en pie la triple A y el navarrazo. Toda la burguesía lo apoyó, igual que el “Pacto Social”, para lo cual primero se precisaba de la colaboración de la “juventud maravillosa” a la que no dudó luego de calificar de “imberbe” y mandar al genocidio. Bajo esa concepción sibilina/escamoteadora el PC y el PST morenista apoyaron primero la “institucionalización” del Gran Acuerdo Nacional y luego se sumaron al “bloque de los 8” que sometía a esos partidos a la defensa del “orden”. Castilla no dice una palabra de todo esto. Cuando tras el Rodrigazo y la gran huelga general de junio-julio la burguesía advierte que el gobierno de Isabelita no va más, se deshace de él como limón exprimido. ¿Qué dijo el PST? Primero no previó el golpe (el morenismo llegó casi a marzo de 1976 especulando con chances electorales); luego calificó a la dictadura genocida de “dictablanda” (sic).

                                               Conclusiones

 

            El Cordobazo fue mucho más que un “sueño”. Fue una realidad revolucionaria que nuestra clase obrera palpitó como fruto de su maduración política y de las contradicciones insalvables de un capitalismo en completa bancarrota. A pesar de las derrotas, sin embargo, esas contradicciones son más insalvables en el presente que nunca antes. Es un fenómeno de alcance mundial. Nuestra clase obrera retomará el camino del Cordobazo más rápido de lo que muchos creen. Solo la imprudencia de los charlatanes puede retrasarlo, pero no por mucho tiempo.


Los devaneos de aquellos que no saben mirar más que “retrocesos” de nuestra clase obrera y descreen de futuros Cordobazos y Argentinazos tienen que ser rebatidos con toda energía.

 


                                                  Norberto Flexer, Malaj – 27-5-2019




[1] Cuando este texto se escribía el PO ´oficial´, que no había previsto conmemoración alguna en la Capital Federal, lanzó a las apuradas un acto para el jueves 30 en el salón Unione e Benevolenza. ¿Acaso para opacar la Mesa Redonda anunciada días antes para el sábado 1ro. a las 15 hs., en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, con Altamira y otros destacados participantes?


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