[por Alberto a. Arias]
Hace dos días (4 de julio), la dirección del PO (firman Rafael Santos y Gabriel Solano) dice textualmente nada menos que en un editorial de Prensa Obrera * :
“Este lugar único conquistado por el Partido Obrero obliga a caracterizar la FRACTURA llevada adelante por el GRUPO que comanda Jorge Altamira como un ATENTADO CRIMINAL, no sólo contra la organización que fundó hace 55 años, sino también contra el proletariado de nuestro país y las masas explotadas. Esta caracterización se agrava aún más cuando se tiene en cuenta la METODOLOGÍA con la que es llevada adelante, PONIENDO EN DUDA POR MEDIO DE DENUNCIAS PÚBLICAS el carácter democrático de nuestro partido”. (Mayúsculas nuestras.)
A buen entendedor pocas
palabras: la dirección actual del Partido Obrero acusa a “Altamira y su grupo”
de hacer conocer sus diferencias públicamente, de cara a los trabajadores del
país y más allá de las fronteras, y de insistir y movilizarse para que la
tendencia que de hecho conforman ejerza su derecho a
constituirse en fracción, porque –y esto cae de maduro– los partidos obreros
revolucionarios no son sectas que deban esconder sus disidencias ante los
trabajadores del país y del mundo, necesitados de conocer las definiciones
estratégicas y metodológicas para las condiciones mismas de su emancipación.
¿Desde cuándo la “metodología”
de afirmar PÚBLICAMENTE que algo o alguien (y sus plurales) de la propia
organización no está siendo democrático y socialista –y además
combatiendo honestamente planteos estratégicos que considera erróneos–
constituiría un ATENTADO CRIMINAL contra la organización y contra el
proletariado? ¿Desde cuándo “PONER EN DUDA” caracterizaciones, metodologías,
procedimientos (y denunciar las expulsiones, irregularidades y atropellos que
deben, sí, ser esclarecidos) y supuestas “verdades”, en este terreno como en
otros, constituye un “atentado criminal”? Solamente una mentalidad
profundamente burocrática puede hacer afirmación semejante.
Esta aseveración autocalifica
a sus autores y mentores: son concepciones burocráticas conocidas
de larga data en la lucha socialista (teórica y práctica) por el programa
y/o por la estrategia para la emancipación del proletariado, por parte del
socialismo revolucionario.
Introducir conscientemente
esta caracterización de “ATENTADO CRIMINAL” en una polémica (crítica) y en la
crisis de un partido revolucionario, solo puede tener el sentido de impulsar aun
más una RUPTURA VIOLENTA con quienes necesitan constituirse en fracción
justamente porque consideran que esa es la opción que les ha quedado (y hay
extensos documentos disponibles que explican por qué lo consideran así).
Esta aseveración violentadora
y premeditada proviene de la dirección actual del Partido, no de un
revolucionario ofuscado que en un momento es ganado por el enojo y quizá cae en
un exabrupto. Esta violencia discursiva y táctica de la dirección del PO tiene
un propósito: enemistar y enfrentar, PARA UNA RUPTURA DEFINITIVA, a los
militantes y simpatizantes de las tendencias en conflicto, barriendo con la
SOLIDARIDAD MILITANTE Y SOCIALISTA que debe existir durante- y
subsistir tras- el conflicto planteado.
La gravedad de esta caracterización
insidiosa hay que esclarecerla como corresponde: Si nos encontrásemos ante un
“atentado criminal” contra el partido revolucionario y el proletariado
(recordemos que históricamente estos “atentados criminales” suelen ser
organizados y ejecutados por la democracia burguesa y sus dictaduras, por las
burocracias antisocialistas/contrarrevolucionarias, y por el fascismo y el
nazismo) un socialista revolucionario convencido (o alguno enceguecido por una
patraña acusatoria) se sentirá impulsado (y avalado) a actuar por todos los
medios contra los “criminales”.
No se puede aceptar semejante
caída en el pantano y la degradación anti-política.
Una cosa más: se insiste con
la palabra GRUPO cuando sin embargo el derecho de fracción es reclamado no por
un individuo destacado y unos pocos más, sino por centenares de firmas de
militantes, que podrían ser miles de apoyos si se tuviera en cuenta el
pronunciamiento a favor (corriente de opinión) de simpatizantes del Partido
Obrero y de la vanguardia obrera y de los trabajadores.
Quienes –sin olvidar jamás las
derrotas, triunfos e historias vividas y padecidas por esta lucha social y
humana colosal– nos comprometemos por el triunfo de la revolución mundial del
proletariado para alcanzar una “asociación en la que el libre desarrollo de
cada uno sea la condición para el libre desarrollo de todos”, estamos obligados
a recordar a cada paso que la solidaridad entre los trabajadores y los
militantes de la mejor de las causas jamás debe ser quebrada, rota, por las apetencias
burocráticas de nadie, por importante que se considere.
Alberto a. Arias (6 julio 2019)
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Editorial de Prensa Obrera, 4 julio 2019:
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Puede verse también:
• “Para NO contribuir a la confusión general” (17 de junio 2019)
• "Crisis en el Partido Obrero”